martes, 10 de junio de 2014

Maria parado de bellido




nació en Huamanga, luego denominada Ayacucho, en la sierra sur del Perú. Sin embargo, el sacerdote Carlos Cárdenas afirmó haber descubierto su partida de bautizo en la parroquia de Cangallo, donde habría nacido, para ser más exactos, en el actual distrito de Paras. Tampoco hay consenso en cuanto al año de su nacimiento. Unas fuentes lo sitúan en el año de 1777 y otras en el de 1761. Pero, curiosamente, todas coinciden en la misma fecha: 5 de julio.
Sus padres fueron Fernando Parado, criollo de ascendencia altoperuana, y Jacinta Jayo, mujer indígena.
Su infancia no recibio  instrucción y solo se preparaba para las tareas conyugales.
Labor por la causa libertadora
Ocupada Lima por el Ejército Libertador comandado por el general José de San Martín y proclamada la independencia del Perú en 1821, los realistas, al mando del virrey José de la Serna, se replegaron a la sierra, mientras que la mayoría de las ciudades de la costa se sumaban a la causa patriota. También en la sierra central crecía la adhesión a la causa de la libertad, representada por los montoneros. La Serna se estableció en el Cusco, en la sierra sur, que se convirtió en el bastión de los realistas, cuyas fuerzas estaban mayormente formadas por indígenas reclutados a la fuerza. Desde el Cusco, La Serna envió a sus fuerzas hacia la sierra central, para que sometieran a los “insurgentes”, como denominaba a los patriotas. Estas fuerzas de represión estaban comandadas por el general José Carratalá y el coronel Juan Loriga. Carratalá se encargó de la represión en las actuales provincias de Parinacochas, Lucanas y Huamanga, labor que la realizó de una manera despiadada. Pueblos enteros fueron incendiados y arrasados, y sus pobladores masacrados. Uno de esos pueblos fue Cangallo.
Carratalá estableció su cuartel en la ciudad de Huamanga. Uno de sus objetivos era enlazar con las fuerzas realistas que combatían a las fuerzas patriotas en Ica (costa central), pero enterado de la derrota de estos en la batalla de La Macacona (cerca de Ica), permaneció en Huamanga y concentró todos sus esfuerzos en exterminar a las guerrillas de Quirós, en las que militaban el esposo y los hijos de María Parado de Bellido.
Apresamiento
Aunque la misiva descubierta solo estaba firmada con el segundo nombre de la heroína, los realistas pronto identificaron quien era la remitente. Descubierta entonces, María fue apresada el 30 de marzo en Huamanga y sometida a intenso interrogatorio para que delatara a los patriotas comprometidos. Carratalá no dudó incluso en aplicarle la tortura. Pero ella se negó rotundamente a dar nombres y dio reiteradamente la misma respuesta: «¡Yo la escribí!» Finalmente, Carratalá ordenó su fusilamiento.
Martirio
Custodiada por fuerzas de la guarnición realista, María fue llevada en procesión en torno a la plaza huamanguina y en cada esquina un oficial leyó el bando de la sentencia dictada por Carratalá, justificando su acción «para escarmiento y ejemplo de los posteriores por haberse rebelado contra el rey y señor del Perú». Luego fue conducida a la pampa o plazuela del Arco donde le esperaba el pelotón de fusilamiento. Después de ser amonestada por última vez, para que revelara el secreto, prometiéndosele la vida, rechazó la proposición sin vacilar. Y resignada a sufrir el último suplicio, se arrodilló y esperó la muerte con la mirada dirigida al cielo. Al momento de su martirio tenía más de 60 años.

Se cuenta que su cadáver fue sepultado de limosna por los frailes mercedarios en su templo, a pocas cuadras del lugar de fusilamiento, mientras sus hijas quedaron abandonadas a su suerte y hallaron refugio en una iglesia. Luego surgieron varias versiones confusas sobre su familia. Lo único verificable es que Simón Bolívar estableció una pensión de gracia para las hijas sobrevivientes de la heroína, pero no se sabe la suerte que corrieron su esposo y sus hijos que participaron en las montonera.


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